Hacia una educación incierta…

Existen dos elementos fundamentales en la educación, una es la certidumbre, es decir los saberes quehaceres que “ya se saben”, que son finitos y prescritos, y se han transformado en técnicos, y la incertidumbre que es lo que no se sabe, pero se puede intuir, descubrir, explorara y fabricar.  Con el pasar del tiempo, la educación, desde el jardín infantil hasta la universidad, ha pasado de ser un espacio de aprendizaje cargado de incertidumbre, donde todo estaba abierto a discusión e innovación,, a uno que ha eliminado todo conocimiento que todavía no se ha cerrado (zero-incertidumbre). La educación es ahora, una especie de transferencia y extensión, y nada más.  

Sin embargo, gracias a las tecnologías, y al acceso de contenidos en línea, es posible volver a revertir lo sucedido.  Hacer de las experiencias de aprendizaje, un fenómeno abierto, cargado de incertidumbre, y donde las y los estudiantes, en alianza profunda con sus docentes, puede iniciar una aventura abierta. La tecnología, no para entregar más material más rápido, o simplemente para decir que la tecnología es necesaria, sino como el mecanismo de hacer, de construir, de llevar a la realización el pensamiento desde lo artístico hasta lo científico y lógico.